Bloody Sunday
¡Así se escribe?
Ha sido un fin de semana lleno de cosas. Resulta que desde hace algunas semanas he estado de celestino tratando de emparentar a un amigo con una amiga, al principio lo hice muy mal pero poco a poco fue agarrando. Ayer de salida de un antro del que me habían hablado maravillas y que francamente no sé qué tiene de especial (o más bien creo que ya no estoy de ganas para ir a antros a escuchar música electrónica, lo único que quería era saber cuándo se iba a callar el dj para poder platicar...bueno, estoy creciendo)ella, él, yo y otra amiga queríamos seguir la fiesta, ya no se armó, la otra que quería salir necesitaba aventón con la que no quería...bueno, etc. Nos fuimos a casa de F ( la amiga en cuestión de emparentamiento), T ( el muchacho) y yo. En el antro, F me dijo - no, sólo seremos amigos, ya no me latió- (...qué hueva, cuánto me he tardado en contar la historia). La cosa es que a las 7:00 de la mañana se van a servir una cuba y me dejan solo una hora en la sala. Cabe destacar que si se hubieran ido a hacer cosas más interesantes yo no habría repelado, pero dejarme solo una hora para irse a platicar a la cocina me pareció bastante grosero. Como siempre, eso me saco por hacer cosas por la gente, yo tenía mi plan, mis papás estaban de viaje e iba a ser una noche magnífica, pero por ayudar y reunirlos me ha salido el tiro por la culata. Tampoco les dije nada, es típico de mí que, por no hacerlos sentir incómodos, yo haga como que no pasa nada.
Llegué a mi casa como a las 8:30 a.m., me dormí y a las once en punto, como siempre, empieza la pelea de ladridos de los putos perros de los vecinos. Un cocker y un scotish contra el maltés, por supuesto que la casa que queda en medio de las dos terrazas donde están los perros, es la mía y es mi cuarto para ser exactos. Ya he pensado muchas veces en envenenarlos o hacer algo. ¿Para qué coños la gente se compra un perro si no le hace caso?.
Total que los perros neuróticos no hicieron mucho por mí en este domingo que no tenía nada de prometedor.
Recordé que una amiga me invitó al estreno de José el soñador, nunca he ido a un musical y además ella estaba asistiendo al escenógrafo que es uno de los mejores del país. Pensé que un musical, lleno de pirotécnia, clichés y canciones que insitan a conquistar el mundo era justo lo que necesitaba para superar el asqueroso domingo que estaba acompañado de una boca seca y un dolor de cabeza.
Nada, José el soñador es una porquería, sin duda lo mejor es la escenografía y los músicos...ya ahondaré en el tema de la obra para que alguien más comente si es que ha visto montajes en otras partes del mundo.
Ahora son las dos de la mañana y no hago más que pensar en que cada minuto que pasa es una vena roja más en mis ojos mañana en la mañana.
Ha sido un fin de semana lleno de cosas. Resulta que desde hace algunas semanas he estado de celestino tratando de emparentar a un amigo con una amiga, al principio lo hice muy mal pero poco a poco fue agarrando. Ayer de salida de un antro del que me habían hablado maravillas y que francamente no sé qué tiene de especial (o más bien creo que ya no estoy de ganas para ir a antros a escuchar música electrónica, lo único que quería era saber cuándo se iba a callar el dj para poder platicar...bueno, estoy creciendo)ella, él, yo y otra amiga queríamos seguir la fiesta, ya no se armó, la otra que quería salir necesitaba aventón con la que no quería...bueno, etc. Nos fuimos a casa de F ( la amiga en cuestión de emparentamiento), T ( el muchacho) y yo. En el antro, F me dijo - no, sólo seremos amigos, ya no me latió- (...qué hueva, cuánto me he tardado en contar la historia). La cosa es que a las 7:00 de la mañana se van a servir una cuba y me dejan solo una hora en la sala. Cabe destacar que si se hubieran ido a hacer cosas más interesantes yo no habría repelado, pero dejarme solo una hora para irse a platicar a la cocina me pareció bastante grosero. Como siempre, eso me saco por hacer cosas por la gente, yo tenía mi plan, mis papás estaban de viaje e iba a ser una noche magnífica, pero por ayudar y reunirlos me ha salido el tiro por la culata. Tampoco les dije nada, es típico de mí que, por no hacerlos sentir incómodos, yo haga como que no pasa nada.
Llegué a mi casa como a las 8:30 a.m., me dormí y a las once en punto, como siempre, empieza la pelea de ladridos de los putos perros de los vecinos. Un cocker y un scotish contra el maltés, por supuesto que la casa que queda en medio de las dos terrazas donde están los perros, es la mía y es mi cuarto para ser exactos. Ya he pensado muchas veces en envenenarlos o hacer algo. ¿Para qué coños la gente se compra un perro si no le hace caso?.
Total que los perros neuróticos no hicieron mucho por mí en este domingo que no tenía nada de prometedor.
Recordé que una amiga me invitó al estreno de José el soñador, nunca he ido a un musical y además ella estaba asistiendo al escenógrafo que es uno de los mejores del país. Pensé que un musical, lleno de pirotécnia, clichés y canciones que insitan a conquistar el mundo era justo lo que necesitaba para superar el asqueroso domingo que estaba acompañado de una boca seca y un dolor de cabeza.
Nada, José el soñador es una porquería, sin duda lo mejor es la escenografía y los músicos...ya ahondaré en el tema de la obra para que alguien más comente si es que ha visto montajes en otras partes del mundo.
Ahora son las dos de la mañana y no hago más que pensar en que cada minuto que pasa es una vena roja más en mis ojos mañana en la mañana.
3 comentarios
poncho -
hijo_unico -
Zäpp -